Juan Emilio ya no puede más. Está que arde por los mimos que se prodigan con Andrea y quiere ir más allá. Por eso la encaró al borde de la pileta y la invitó -sin decirlo explícitamente- a acostarse.
La morocha le dijo que no, pero le insinuó que afuera de la Casa algo podría pasar. Este fue el diálogo:
Juan Emilio: ¿Vos sos consciente de que en algún momento se va a poner picante?
Andrea: ¿Vos decís?
Juan Emilio (mientras le desabrocha el corpiño de la malla): Sí, no se vos, pero yo ya estoy para atrás.
Andrea (apurándolo): ¿Qué querés, Emilio? Andá al grano.
Juan Emilio: Si pasamos esta línea (¿tener sexo?) después vamos a estar más tranquilos, ¿entendés?
Andrea: Vos vas a estar más tranquilo, porque yo tengo una persona afuera que sé que va a sufrir mucho.
Juan Emilio: No, no, pero agarraste para cualquier lado, yo estoy hablando de comida...
Andrea: ¿De comida? ¡Ay, Juan Emilio, te voy a matar! Te odio. ¿Vos sabés esperar?
Juan Emilio: Sí.Andrea: Bueno, afuera hablamos...
Andrea: Vos vas a estar más tranquilo, porque yo tengo una persona afuera que sé que va a sufrir mucho.
Juan Emilio: No, no, pero agarraste para cualquier lado, yo estoy hablando de comida...
Andrea: ¿De comida? ¡Ay, Juan Emilio, te voy a matar! Te odio. ¿Vos sabés esperar?
Juan Emilio: Sí.Andrea: Bueno, afuera hablamos...
