Fuente: minutouno.com
Estos últimos días de la vida de Marianela Mirra no fueron nada fáciles, si bien se apoya en la estabilidad laboral, la salud de su padre, Mario, estuvo a punto de quebrarse irremediablemente y, con ella, la de Male también. Con la mirada perdida, unos cuantos kilos debajo de su peso normal y las lágrimas a punto de aparecer, Marianela transita las calles de San Miguel de Tucumán, su ciudad natal, preocupada por el infarto que sufrió su padre. Aquel que lo llevó días atrás a la terapia intensiva del Sanatorio Parque (luego de dejar una clínica psiquiátrica por las depresiones que sufre), y que obligó a los médicos a asegurar que eran muy pocas las esperanzas de vida.
Sin embargo, con el esfuerzo profesional y el amor de su familia, Mario trata de salir adelante. Lucha que acompaña a su lado Marianela, de vuelta de Villa Carlos Paz, donde encabezaba la obra “Movete, Cristina, Movete”.
“No es la primera vez que papá termina en una clínica. Tuvo varios problemas de salud y recurrentes pozos depresivos. Pero esta vez fue diferente, muy diferente”, al punto de llevarla a pensar en “dejar todo”, le dijo a la revista Paparazzi.
Los médicos aseguraron que funciona sólo en 20 por ciento del corazón del padre: “la realidad es que papá no está nada bien”, se lamentó Male.
“Los últimos días fueron muy duros”, confesó. “Tuve que organizarme con vieja para atender el bar de mi familia, y para estar en la clínica y controlar a papá, que no podía quedarse solo”. “Estoy pasando uno de los momentos más complicados de mi vida. El más difícil, sin dudas”, concluyó entre lágrimas.
